miércoles, 29 de enero de 2020

                         
      


Un muy ligero resumen
armado cronológicamente
de nuestros ferrocarriles argentinos:

1.732  imágenes
(fotos, dibujos, planos, mapas, videos…)


1.191  notas 
(con historia, información, comentarios…)

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Presentación:
Cuando de niños… quienes vivimos los gloriosos momentos de aquellos ferrocarriles, del modo de viajar en sus coches, de la velocidad y poderío de sus locomotoras, del placer de sus viajes, de la fantasía de llegar a conducirlos… tan solo aquellas vivencias o aquellos recuerdos, con el correr de los años nos ha llevado a sentimos imbuidos por la “pasión” por los trenes.
    Bueno pues, de esa pasión nace este trabajo, queriendo mostrar y satisfacer la curiosidad de cómo “cronológicamente” se fueron originando y creciendo, año a año, codo con codo, compitiendo o complementándose, la gran cantidad de empresas de ferrocarriles que sumaron casi 47.000 km de rieles en todo el país… y de cómo las oscuridades, complacencias y complicidades políticas, gremiales y empresarias se dedicaron hace ya, medio siglo –por incapacidad y/o turbios intereses-  de haber causado el tan tremendo daño a la comunicación del país.  

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El presente trabajo surgió a causa de mi hobbie en coleccionar imágenes ferroviarias halladas en internet, donde me encuentro contando con un archivo de unas 15.000 fotos algunas con información cierta, otras con datos elementales y las más sin datos... lo que me llevó a indagar en sus orígenes, con el auxilio de las páginas de historia de cada línea, espontáneamente el resultado fue llegar a este impensado MUSEO VIRTUAL.        
  Me cabe aclarar qué, de dicho material fotográfico, solo en algunas imágenes aparecen sus autores, reconociendo y valorando, en aquellas que no los citan la correspondencia de sus créditos a sus respectivos responsables.

Trabajo Iniciado en julio 2017, presentado en Febrero de 2020.
Francisco Álvarez
 EL RECOPILADOR.
Para comunicarse con él, este es su correo electrónico:

viernes, 20 de septiembre de 2019

. EEl ferrocarril 

del latín: ferre, ​ ‘hierro’;  y carril, 'camino de carruajes',
transporte ferroviario
es un sistema de transporte de personas y mercancías,
 rodando sobre un camino de rieles de hierro

"la vía férrea." 


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Prehistoria, antecedentes
y evolución


Siglo VI a.C.

La primera noticia de un sistema de transporte sobre carriles fue una línea de tres kilómetros que seguía el camino Diolkos, que se utilizaba para transportar barcos sobre plataformas a lo largo del Istmo de Corinto (Grecia) durante el siglo VI a. C. Las plataformas eran remolcadas, tiradas, por esclavos y se guiaban por hendiduras excavadas sobre la piedra. La línea se mantuvo funcionando durante 600 años. Los carriles en piedra aún perduran.


HISTORIA DEL FERROCARRIL 
MÁQUINA DE VAPOR Y RIELES
CRONOLOGÍA DE SU EVOLUCIÓN



1769:  La idea de aplicar la máquina de vapor al transporte se llevó por primera vez a la práctica ya en 1769 bajo la forma de un complicado artefacto, destinado a correr sobre rieles, construido por un francés, Nicolás Curgot





Siglo XVII:   El nacimiento del ferrocarril, el primer vehículo terrestre movido por una fuerza no procedente de un animal, se encuentra estrechamente ligado a la invención de la máquina de vapor, ideada en el siglo XVII por James Watt.


El empleo de carriles para guiar vehículos remolcados o arrastrados y reducir el rozamiento de las ruedas, se remonta a épocas muy antiguas. Ya los egipcios utilizaban carriles de piedra, e incluso metálicos, con este fin (se han encontrado restos de carriles de bronce en las inmediaciones de las pirámides de Gizeh y en el istmo de Suez). Sin embargo, el verdadero nacimiento de los ferrocarriles, tal y como se conocen en la actualidad, tuvo      lugar con la invención de la locomotora.








1801-1808:   Posteriormente, el inglés Richard Trevithick fabricó locomotoras (1801-1808), si bien estas últimas habían sido pensadas sólo para el servicio de las minas de hulla y tenían una aplicación limitada.
Al comienzo del siglo XIX, Gran Bretaña estaba todavía en plena revolución industrial. Los caminos embarrados resultaban totalmente inadecuados para atender las necesidades de transporte de mercancías y personas y los canales presentaban el inconveniente de las esclusas para salvar las diferencias de nivel.
Los carriles para guiar vehículos existían ya en Gran Bretaña desde hacía 200 años. Ejemplo de ello son los de madera que se usaban para llevar el carbón de las minas con caballerías hasta el medio de transporte acuático más próximo: un canal, el mar o un río. Con el tiempo, los carriles de madera se sustituyeron por rieles de hierro y se les añadió un reborde que servía de guía a las llantas de las ruedas.


Los precedentes del tren

Siglo XV - XVI:

Ya durante el Renacimiento, Leonardo Da Vinci ideó, sin llegar nunca a realizar su proyecto, la primera máquina capaz de moverse sin recurrir a la fuerza de un animal.

Siglo XVIII:

A mediados de este siglo, el inventor francés Jacques de Vaucanson, que había dedicado sus esfuerzos al diseño de autómatas, concibió una suerte de vehículo impulsado por un sistema similar al de los mecanismos de relojería.
Poco después, un sacerdote de nacionalidad Suiza J. H. Génevois, planeó un aparato similar, accionado por un procedimiento un tanto extravagante: dos molinos de viento de pequeño tamaño que se disponía sobre su parte superior.
Siglo XIX:  El ferrocarril
Dejando al margen experimentos más o menos fantásticos que se remontan en el tiempo,
la invención del ferrocarril tuvo lugar a comienzos de este siglo. Esta nueva forma de transporte, que habría de alcanzar pronto una enorme difusión precisaba, además de la fuerza impulsora de la máquina de vapor, de otro elemento: un tipo específico de superficie por la que deslizarse, pues las carreteras de la época eran incapaces de soportar un vehículo de tanto peso.

Los carriles de madera se conocían en Europa desde finales de la Edad Media; en este momento serían sustituidos por los de hierro, aplicados ya en el campo de la minería, donde estaban provistos de una sección de forma especial que aumentaba la adherencia  de las ruedas de las vagonetas. De hecho, podría considerarse que éstas fueron los primeros trenes en miniatura.  A partir de la observación del trabajo en las minas, el ingeniero británico Richard Trevithick ideó la primera locomotora de vapor que se desplazaba por rieles en 1804. 
                                    


1808:    Cuatro años después realizó la presentación del nuevo vehículo, formado por una locomotora que arrastraba una vagoneta a lo largo de un breve recorrido. Aunque el sistema acabó descarrilando, la experiencia alentó nuevos intentos, que culminaron en la puesta en marcha de las primeras locomotoras destinadas no ya a la simple demostración, sino a la comunicación entre núcleos a distancia.



1814:    La construcción de una locomotora aplicada al transporte de carbón constituyó un importante paso adelante. Fue obra del ingeniero británico George Stephenson, que por su trabajo en la mina estaba familiarizado con el funcionamiento del motor de vapor. Su potencia era de 40 caballos. 


Sin embargo, a pesar de la victoria de Stephenson, hubo que resolver muchos problemas de ingeniería antes de que los caminos de hierro pudieran desempeñar un papel importante en el comercio. Primeramente, por ejemplo, las ruedas con pestañas que se usaban para mantener los vagones, en la vía se subían sobre los rieles en las curvas, y tuvo que transcurrir algún tiempo antes de descubrirse que las ruedas debían quedar holgadas sobre los carriles. y que podían acoplarse a dispositivos giratorios debajo de los coches.



La difusión de un revolucionario medio de transporte

1825Finalmente, en este año fue abierto al público el primer ferrocarril a vapor: un conjunto de vagones arrastrados por una locomotora que utilizaba esta energía, que cubrió la distancia entre las poblaciones inglesas de Stockton y Darlington (unos 18 km.).


1830:  Cinco años más tarde quedó inaugurado el tramo Liverpool-Manchester, que aseguró el tráfico regular de mercancías y pasajeros entre ambas localidades; la locomotora, la célebre Rocket, había sido construida por el mencionado Stephenson. Con las mejoras apropiadas, el prototipo sería utilizado en las máquinas futuras.




1850:   A mediados del siglo XIX se construyeron muchos kilómetros de vía férrea, donde el ferrocarril de vapor había llegado ya a todos los continentes. Uno de los principales problemas de las locomotoras, su excesivo peso para la fragilidad de los carriles de hierro colado, se solventó cuando se empleó hierro forjado en la fabricación de éstos. Más adelante se hicieron de acero, lo que con tribuyó a aumentar su solidez y duración. En cuanto a la velocidad, de los 28 Km. del tren Manchester-Liverpool (1830) se pasó, en la década de los cincuenta, a alcanzar casi los 100 Km./h.




Así pues, la etapa central del siglo XIX supuso el triunfo absoluto de la locomotora de vapor, que abarató notablemente el transporte, facilitó las comunicaciones y contribuyó a modificar los hábitos de las personas, al convertir el viaje en algo asequible. 

Paulatinamente el acento dejó de ponerse únicamente en el aspecto técnico, y los convoyes ferroviarios destinados al transporte de pasajeros ganaron en comodidad, algo absolutamente necesario para los trayectos de larga duración.


1863:   Con la construcción del Pioneer, un coche de gran amplitud y con altos niveles de confort, ideado en por George-Pullman, se marcó un avance decisivo. Llegaron después los coches restaurante y los coches-cama; puede afirmarse que a finales del siglo XIX viajar en tren resultaba cómodo en líneas generales.


1886:   También los frenos dejaban mucho que desear, presionaban contra las ruedas y no fueron seguros y de fácil manejo hasta que George Westinghouse perfeccionó el freno de aire comprimido. Además los enganches tenían tanto juego que al arrancar el tren los vagones recibían tan fuertes sacudidas, sobre todo los últimos, que los viajeros eran violentamente proyectados hacia atrás.